Silvia Gimeno

Silvia Gimeno

mis textos



De pequeña.


La verdad, cuando era pequeña, era mucho más productiva.   Eso si que era trabajar…
Mi madre dice que fui una niña buena, comparado a mi hermana, que no paraba de hacer travesuras, como arrastrar el televisor por el  pasillo tirando del cable, o sacar una y otra vez la cubertería del cajón del comedor…
Yo, pasaba las horas y los días tranquila y como en una burbuja aparte, mientras tuviera unas hojas donde dibujar, unos libros que colorear y algunos lápices de colores y rotuladores. Pintaba y pintaba,  muy consciente de cómo lo hacia y nada consciente de porque, solo se que lo que me impulsaba a hacerlo era puro placer, como el que disfruta comiendo un buen helado de chocolate o aquel que se deleita mirando el mar.
Debería de tener unos 4 años cuando mi madre  abría la puerta de casa y  traía un nuevo libro de imágenes para colorear,  en ese momento, hacia lo que más me gustaba hacer y con el tiempo, sería lo que mejor sabría hacer. Frente a las puertas de la terraza por donde entraba mayor luz a la casa, tumbada en el suelo, cogía todos los colores que tuviese, los ponía a mi  alrededor  y una página tras otra, empezaba a pintar aquellas imágenes que algunas aun hoy, guardo  en mi memoria. Sin duda son los mejores recuerdos que tengo de mi niñez, no solo de mi niñez, sino de mi misma.
Mi padre dibujaba bien,  y me encantaba pedirle -_hazme un caballo, hazme un pájaro, papa dibújame un árbol, un hada!­_ Y el cogía el lápiz y se ponía a dibujar,  recuerdo como me  subía a una silla de pie, para ver bien como lo hacia, desde arriba,  ver el proceso era como magia para mi, sobre un papel blanco surgían de la nada aquellos seres, animales, objetos! era simple y asombrosamente magia.
Crecía y gran parte del día lo pasaba de ese modo, envuelta en ese proceso creativo, absorta de todo lo demás, no había nada que pudiese hacerme sentir tan bien, quizá realmente el proceso creativo del artista, sea entrar en esa rueda que te lleva de un sitio a otro, envuelta en el descubrimiento, segura de cómo te diriges, aunque no sepas muy bien hasta donde…

Soy artista, e intento situarme siempre frente a la ventana, en la parte más luminosa de mi estudio, mi casa, o donde quiera que me encuentre  con mis lápices de colores…

                                                                                                                                



Perder el tiempo y encontrar el sabor.



Parece que el tiempo corre cada vez más deprisa…
La verdad, a mi me parece que cada vez el tiempo se hace más pequeño, cada vez el tiempo se hace menor , mínimo, minúsculo y al final sin darte cuenta, donde ha ido?
Cada vez el tiempo pasa mas y mas rápido porque no le prestamos la atención que merece, tan solo lo utilizamos, pero pocas veces conseguimos saborearlo, y hay tantas maneras de hacerlo…  al fuego, en forma de una infusión que se transformara en un tiempo de calor, que calentara nuestro cuerpo y nuestras manos…
El tiempo tendrá sabor a historias de todo tipo si tomamos un libro y nos sumergimos en el.  Y como me gusta el aroma del tiempo cuando estoy cerca de la persona que amo, cuando hundo la nariz entre su pelo y su nuca…  qué importancia tiene ese momento, que recorrido tan especial entre segundos, minutos, horas… nómada de ese momento al siguiente y del transcurso al que le continuara después… así el tiempo puedo saborearlo en pequeñas porciones, para que dure más…
 Y si el tiempo tiene sabor, puede tener textura, textura  en forma de harina, y el tiempo hay, puedes sentirlo en tus manos, lleno de matices blancos que tiñen tus dedos al cocinar algo, que compartir con amigos durante la cena…
El tiempo, el tiempo… donde esta?
No puedo verlo… pero anoche era húmedo y cálido a la vez… lo sentí así mientras te besaba y no se dé donde vino y a donde se fue, eso ni siquiera importa… pero en este instante, me lleva a recordar el tiempo que ha pasado desde nuestro primer beso, y puedo sentir el sabor a sal de aquellas dunas, y el salitre acumulado en aquellos barcos que veíamos lejanos aquella noche en el mar… 
El sonido tiene su propio sabor, si el tiempo suena a ronroneo felino, su sabor es tan suave y sosegado que deseas que no se separe de tu lado...y hay esta, en forma de gatito acurrucado en tus piernas.
Lucia es una niña de dos años, al mirar su sonrisa, puedo ver en ella el reflejo del tiempo, un reflejo de inocencia, y tiene un sabor que casi ninguno de nosotros podemos recordar, por eso dedico, todos los segundos que dura su gesto a no perder detalle, para poder recordar ese sabor que de niña yo también poseía, y que aun poseo dentro de mí, solo  necesito tiempo para llegar hasta el… a veces solo es cuestión de minutos, a veces, años…

En forma de pequeña eternidad o de gran instante… quiero no perder nunca el gusto del tiempo… conseguir saborearlo… Estoy segura de que  perder el tiempo, es la única forma y oportunidad de volver a reencontrarse con él.

                                                                                     





La memoria



Que ingrata es a veces la memoria y la debilidad. Un  enjambre de pesares que resucita en aquellos bolsillos que creías vacíos y notas ese pequeño lastre saludarte desde ahí abajo y entre tus dedos. Hay que hacerle frente, sacudiendo vigorosas las manos fuera de esa trampa imaginaria que tú mismo acabas de crear. No hay que detenerse mucho, solo lo necesario para desactivar el mecanismo que la pone en marcha y que tu bien conoces.
Lo malo del sabor que te deja es la mirada al pasado, si la mirada se volvió opaca. Lo bueno es, que sabes que no tienes más tiempo que perder y que tienes que caminar mucho y firme en el presente, el cual no te ocupa un espacio pequeño, sombrío y a veces roto, como lo fue un  bolsillo. Sin más demora, abrazas lo que más deseas o lo que puedes abrazar y la suerte  es, que  lo que puedes abrazar  hoy, es también lo que más deseas. Y así, el recuerdo que te saludo ingrato hace un momento, sigue su camino sin molestarte más.
La grandeza de crecer  siendo trampero y siendo alimaña, es que un día te descubres al margen de ambas cosas, que ninguna de las dos categorías te afectan y sin embargo ambas te enseñaron algo, y en el mejor de los caso mucho…a cavar en  tus entrañas y hacer confeti de aquello.
                                                                                    
                                                                                     




 Lo que supe y pude



Mis emociones transmutaban de igual modo que los tonos del cielo.
Sentía que el atardecer me devolvía un olor,  el olor una sonrisa y esta una melodía...baje a un subsuelo, simplemente por inercia y  encontré en el, algo que no andaba buscando.
Las carencias supongo que intentan definirse, y a menudo se agarran a tus huesos, se alimentan de ti,y la piel cede y mengua  plácidamente, como la marea...
No tenía forma y  no podía dormir. Intimidad poliédrica y compleja.
La otra cara de la moneda, continuaba sin rostro, y un dolor en la garganta amanecía junto a mi, pues a pesar de haberme acostado en compañía , solo sentía cerca al despertar, la garganta infectada.
Mis posturas,  me rompía , o me engalanaba de fuerza, y un gesto intolerante, solía arremeter contra ambas, era quizá el terrible disfraz de la exigencia...
y  pienso, que cometí de este modo un pequeño error,  y me sirve recordar  estas palabras:

te diré...que no utilices la ironía para alabar tu valentía...porque si es precisamente lo que necesitas, lo vas a terminar espantando....cuida a tu debilidad y no menosprecies a tu fuerza, porque una no existe sin la otra, y ninguna es mejor ni peor, son iguales, solo que en viven en balcones separados....







Imagina...  


aquel árbol de aquel territorio... de seguros limites, en noviembre sus rojos comienzan a cambiar. Los asumes como cambios y no como perdidas porque es una cuestión de ciclo y aunque tus manos comienzan rápido a perder calor, sientes segura esa sensación de que un día tras otro, el calor proviene de otro lado, no de ellas y la sangre calentara ... tus ramas.
Necesito de esta bella sensación de sentirse completa.
Hace poco aprendí a montar a caballo, aunque  mucho tiempo atrás  ya cabalgue,   ya cargué a galope.... ahora siento las patas, siento el aliento, simplemente  ahora las riendas son de verdad.
Salto a través de las ventanas a caballo... aun...  pero enamorada y amada.
No solo importa el camino, importa cuanto y como camines.
Guardo algún secreto, que seria de cualquiera sin ellos...
hay un lugar... imagina.




Muda 


Tengo una observación, desde la primera vez y desde esta parte del mundo; la frecuencia en la que interviene la idea que tengo del amor cada noche al acostarme.
Desde ahora, acelerare para que no me contagie la mano omnipotente que me reducirá en cenizas y la eterna memoria, para mantener mi alma tan blanca como la leche.
Veo con gusto el camino del tiempo y me temo que compuestos de los mismos vicios y virtudes, es imposible distinguir cierto traje sobre lo que verdaderamente es o no, entre el bullicio del mundo.
Muda la naturaleza de las cosas...



Llorar sobre lo bueno, si merece la pena. Salvaje y extravagante se me antoja vivir en una especie de trascendente felicidad e intacto compromiso.







Cenicienta ha muerto

El color amarillo todo lo inunda. Un fondo amarillo luminoso y sobre esa claridad pequeños copos grises, caen ligeros, como una nieve de destrucción, como poemas frágiles...
Es la devastación pura y homogénea. Las raíces convertidas en copos de cenizas revoloteando a mi alrededor , se siente un silencio que aplasta entre tanta ligereza estéril.
Puedo hacer algo? me pregunto cerrando mis pestañas y sintiendo como la luz amarilla incide en mi piel como un llanto.


Sabes?



Nunca he visto el mar con tus ojos, es solo mi manera de ver.


Pides un poco de luz , cae la noche como un plomo y llueve sin que la luz haya llegado, has perdido las ganas y el plomo te ha conquistado. 
La vida es como un niño que depende de ti.



Miro mis dedos y ayer mire los tuyos y entre ambos hay un abismo,  seguramente por donde no caminare jamás. Te miro y algo se rompe dentro, deseo irme a casa. No puedo hablarte de nada que no sepas, solo es mi cuerpo el que se rompe, al ver el tuyo roto. Ayer vi por tus venas pasar con dolor aquello de lo que no hablas, no dices, quizás no sepas y yo creo adivinar.
Son tantos y tantos metros hasta el alma… que prepara oxigeno para sumergirte en ella , y quizás nadie te oirá desde allí.  Tal vez puedas comenzar a tocarla y sentirla, lee las historias escritas en sus paredes, algún nombre o alguna fecha. Eso si podrás entenderlo.








Después de un intenso mes, he aprendido a esperar.
Esperar resultados de todo tipo. Durante la espera, sentí que ciertos cambios estaban en mis manos, y sentí también, que a veces tus manos no se sienten preparadas para sostener ciertos cambios…
Después de un mes he aprendido a soltar la vida de otro. A mirar de frente la mía. Me guste o no lo que hay en frente.
Después de un mes…después de hoy, después de ayer… algo e aprendido.


He sentido, miedo y una especie de rabia madura y silenciada. Me he sentido insegura de mi alrededor cuando más seguridad necesitaba y e temblado por dentro. Pero incluso esto, solo ha me ha hecho más fuerte.





DANGER

Escuchar todos: cuidado, puedo explotarte en las manos.